jueves, 25 de octubre de 2007

EXTRANJERIZACION DE EMPRESAS PRIVADAS ARGENTINAS EN LA ERA KIRCHNER: SUCESORA DE LA PRIVATIZACION ESTATAL MENEMISTA

Francis Fukuyama, arquetipo del agente sinárquico que con sus teorías ganan adeptos en países como el nuestro.


“Todos los países que se modernizan económicamente han de parecerse cada vez más unos a otros: han de unificarse nacionalmente en un Estado centralizado, han de urbanizarse, sustituyendo las formas tradicionales de organización social, como la tribu, la secta y la familia, por formas económicas racionales, basadas en la función y la eficiencia, y han de proporcionar educación universal a sus ciudadanos. Estas sociedades se han visto ligadas cada vez más con otras, a través de los mercados globales y por la extensión de una cultura universal de consumidores”.

(Francis Fukuyama, “El Fin de la Historia y el Último Hombre”)


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Un gran pensador como lo fue don Arturo Jauretche de haber vivido en estas últimas dos décadas y media, habría tenido el suficiente material como para haber sacado una nueva cantidad de libros donde denunciara -como en su momento lo hizo, claro- a esa maquinaria infernal a la que llamamos, gracias a él, "pedagogía colonial", es decir, el conjunto de hombres que desde el exterior bombardea con teorías igual de extranjerizantes y que, una vez plasmadas en libros y auspiciadas a los cuatro vientos son, sí o sí, puestas en práctica por los cipayos y/o traidores de los respectivos países subdesarrollados como el nuestro.

Cuando en las postrimerías de los años 80 y en los albores de la década de los 90 el mundo, gracias a esos teóricos universalistas, rumbeaba hacia la privatización indiscriminada y salvaje de las empresas estatales, en Argentina no faltaron los miserables que, libreto en mano, lavaron las mentes de los ciudadanos argentinos con pensamientos como los que siguen:


1. Las empresas del Estado eran las principales culpables del déficit fiscal, por lo que, si deseábamos eliminar ese déficit, debíamos necesariamente privatizarlas.

2. Más aún, al privatizar las empresas públicas, tendríamos superávit fiscal, con el cual podríamos financiar el crecimiento económico.

3. Si privatizábamos todo, los nuevos dueños (extranjeros, por supuesto) traerían tecnologías avanzadísimas, que nos aportarían gran confort, eficiencia (competitividad empresaria) y bienestar social.

4. Nosotros, por naturaleza, éramos malos administradores, y por ello nos convenía entregárselas a los expertos privados extranjeros; además, las empresas públicas daban motivo a la corrupción.

Esta etapa de dominio sinárquico perfectamente llevada a cabo durante la década de 1990 por el agente internacional Carlos Saúl Menem, hoy, en pleno siglo XXI, tiene su correlato con la administración de Néstor Carlos Kirchner y, de vencer, con la de la impresentable Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner. Como para cada etapa que impone el poder mundial no hay vuelta atrás, deberíamos refrescar un poco la memoria, y saber qué postura tomó el ex ministro de Economía de Kirchner, Roberto Lavagna en marzo de 2005… Para quienes pretenden votarlo al miembro del CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales):




LA SEGUNDA ETAPA: ENTREGA DE LOS CAPITALES PRIVADOS ARGENTINOS

Vendidas las "joyas de la abuela" y visto el retroceso -en parte- de la teoría de Francis Fukuyama por la prolongación de las guerras en Afganistán e Irak, pues en estos momentos alega que el Estado debe ser "fuerte" para poder afrontar a un enemigo como el "terrorismo internacional", en nuestro país la entrega se hace efectiva y a toda marcha.

La primera gran noticia del desarrollo de esta etapa fue la compra que un grupo inversor de Brasil hizo de las empresas pertenecientes a Amalia Lacroze de Fortabat, emblema de la "burguesía nacional" que se codeó con cuanto gobierno de turno hubo pero que no resistió los embates del propio sistema capitalista internacional y, por ende, terminó fagocitada por el salvajismo del mismo.



Este hecho salió en todos lados allá por el 20 de Abril de 2005. Se desprende del periódico "El Cronista Comercial" los siguientes datos: "Es una de las últimas empresarias emblemáticas de la Argentina, pero sus compañías ahora serán de un fuerte grupo brasileño. Amalita acordó venderle a Camargo Correa el 100% del holding bajo el cual están sus empresas por un total de u$s 825 millones y una deuda de u$s 200 millones. La operación incluye Loma Negra, Estancias del Sur, Hormigones Lomax, Recycomb, Comentos del Plata y la concesionaria de ferrocarril de carga Ferrosur Roca".


KIRCHNER LO HIZO...

El 14 de Octubre de 2007 "Clarín" saca una nota en cuyo título se lee: "EN LA ERA KIRCHNER SE VENDIERON 438 EMPRESAS POR US$ 18.700 MILLONES". Y, a modo de introducción a la nota, dice: "Continuó la transnacionalización iniciada en la década del 90"... Allí se citan casos como el de la ex empresa privada nacional Quilmes, que fue adquirida por la brasileña Brahma por un total de u$s 1.850 millones, entre 2002 y 2006, o bien la venta que tuvo lugar por u$s 225.000.000 del frigorífico Quickfood -que creó la famosa marca "Paty" de hamburguesas- a otro grupo inversor de Brasil, Marfrig.

Entre otras firmas que fueron entregadas bajo esta nueva etapa de entrega del capital privado nacional está la petrolera Pérez Companc, aunque cabe aclarar que la misma fue vendida cuando gobernaba Eduardo Alberto Duhalde.


La nota publicada en "Clarín" afirmaba lo que sigue: "En las últimas semanas la venta de dos empresas emblemáticas como Acindar y Alpargatas volvió a llevar al primer plano una tendencia inocultable. El capital extranjero parece avanzar con prisa y sin pausa sobre las empresas nacionales.

"Lo que se recuerda cada vez que se anuncia una operación de este tipo es que ello ocurre pese al llamado a una reconstrucción de la "burguesía nacional" que lanzó el presidente Néstor Kirchner no bien llegó a la Casa Rosada, en mayo de 2003. En verdad, las políticas oficiales, en muchos casos, favorecen este proceso"...

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