jueves, 12 de noviembre de 2009

FLORENCIA KIRCHNER: EXCESOS Y VIGILANCIA CON DINERO DEL PUEBLO ARGENTINO

Florencia Kirchner junto a un botellón de champagne "Chandón" que cuesta alrededor de 350 pesos...

Fue hace unas semanas atrás cuando un informante nuestro nos dijo que tenía datos sensibles para darnos, que para ello –nos indicó- era preciso juntarnos en algún bar del centro de la Capital Federal. Accedimos, porque, aunque mucha gente tal vez no lo sepa, los integrantes de la Agencia Informativa Ciriaco Cuitiño tenemos fuentes de suma confianza que se manejan en los lugares menos insospechados, y que son capaces de brindarnos datos de primerísimo nivel y fidelidad. Aclaramos que, hasta antes del encuentro con nuestro informante, desconocíamos sobre qué iba a comentarnos, aunque por la reserva que él nos pidió que tengamos, parecía ser algo delicado.

En medio del bullicio ciudadano, elegimos una mesa lo más apartado posible. “Tengo algunas cosas que comentarles sobre la hija del matrimonio presidencial, Florencia Kirchner”, dijo, apenas luego de encarar al mozo y pedirle unos capuchinos. El testimonio nos era confiado por nuestro ‘informante’, una persona que ha trabajado en sectores de RR.PP. (Relaciones Públicas) en algunas de las discos más jerarquizadas del país. Por motivos de represalias, nos pidió que no reveláramos su identidad. Por este motivo lo llamaremos Ignacio.

“En Capital Federal me la cruzo seguido. Siempre la veo en los VIP de los mejores boliches”, nos asegura Ignacio, cuando cuenta sus experiencias con Florencia Kirchner. “Siempre está con un grupo selecto de personas, sus patovicas y su mejor amigo que es un modelo rubio de ojos celestes, orgulloso de ser homosexual, y de trato ácido y pedante”, agrega.

Hasta aquí no parece haber nada del otro mundo. Pero lo más importante viene ahora. Tomábamos nota profusamente mientras el relato de nuestro ‘informante’ proseguía. Ignacio trabajó este último verano (de 2009) en una discoteca de la costa atlántica, una de las mejores en su tipo. Es allí donde conoció a la hija de los Kirchner más a fondo.

“Creo que era mi tercer día de trabajo, no me acuerdo. Caminaba por el patio del boliche y ¡VI QUE SE LLEVABAN A FLORENCIA KIRCHNER EN CAMILLA! Al día siguiente, uno de los de Seguridad del lugar me dijo que se había pasado en pastillas, que lo hacía siempre”, enfatizó. En la jerga popular, “pastilla” es una mezcla compuesta principalmente por éxtasis, y que también puede incluir cocaína, efedrina u otros químicos, según sea su tipo.

Continuaba Ignacio contándonos la desagradable vida de una niña rica que tuvo –tiene- a sus padres como presidentes de la Argentina: “Algunas noches iba al VIP de cumbia”. Prosigue Ignacio, contándonos que a Florencia Kirchner le encanta bailar “cumbia villera”: “Le gusta mucho esa canción en que la letra trata sobre un negro que viola y después mata a una chica de 12 años en un descampado. No me acuerdo como se llama esa canción. La pasan siempre en los boliches”. El tema referido es, creemos, uno llamado “Su Florcita” de la patética Agrupación Marilyn. Nuestro testigo nos comenta que aquellas noches en el VIP reinaba un ambiente de tensión. Mucha gente prefería irse, ya que el personal de seguridad de la disco y los guardaespaldas de la hija presidencial podían tornarse muy violentos. “Una vez un compañero del laburo -advierte nuestro informante-, sin saber que era la hija del presidente, se le acerca a hablar, pero los ‘patovas’ lo tiraron al suelo. Siempre te están fichando con ganas de matarte”.

Florencia Kirchner (a la derecha de la imagen) junto a una amiga -suponemos-. Ambas se cubren con un costosísimo tapado de piel (¿adquirido con fondos del pueblo argentino?).

Sin más que informar, esta es la manera en la que se divierte la hija presidencial. Usted puede sacar sus propias conclusiones. Adjuntamos a este informe, algunas imágenes que, tiempo atrás, surcaron todo el espacio virtual de Internet, las cuales muestran la desvergonzada vida de quien se da todos los lujos posibles (drogare, por cierto, no es ningún lujo sino la manifestación de una mente débil y enferma) con la plata, con los impuestos del pueblo trabajador argentino.

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