sábado, 19 de marzo de 2011

KHADAFY, PROXIMA VICTIMA DE LA SINARQUIA INTERNACIONAL


Ya no hay vuelta atrás para Muammar Khadafy. Poco más tarde o más temprano, el líder de la República de Libia va a caer porque así lo dispusieron los centros del nuevo orden mundial que, desde hace muchas décadas, van cumpliendo paso a paso los ataques y las tácticas para la consumación satánica del Anticristo, mundo infernal dirigido por el Becerro de Oro y una elite sanguinaria, racista y animalizada.

Los primeros ataques provinieron de parte de la aviación francesa, con el beneplácito de Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel y todos los socios menores que conforman la siniestra coalición internacional, sociedad criminal de países que despliega, cuando el poder del oro y la usura así lo urgen, bombardear e invadir naciones sin titubear en los medios a utilizar ni en las muertes que puedan generar.

Esto ocurre en marzo de 2011. No obstante, el asunto no es nuevo, pues tiene como punto inflexivo y disparador sospechosamente promovido los auto-atentados del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas y el Pentágono en los Estados Unidos. Apenas 4 días después de esos acontecimientos, el 15 de septiembre, el diario liberal-conservador “La Nación” incluía en su portada a Libia como posible país al que, tarde o temprano, había que atacar sí o sí. Si las sospechas infundadas recaían para la prensa canalla en los afganos (talibanes), ¿cómo se podía deducir con tanta liviandad, entonces, que los libios andaban implicados en el embrollo? Y no solamente Libia, sino también todas aquellas naciones que al presente, o ya fueron invadidas o que están próximas a serlo.

Leemos en “La Nación” del 15 de septiembre de 2001, página 8:
“Libia ya tiene experiencias con las contraofensivas armadas norteamericanas a actos de terrorismo. Fue bombardeada en 1986, luego de un atentado en Berlín donde murieron dos soldados estadounidenses. El presidente Muammar Khadafy se dijo profundamente afectado y ofreció su ayuda. Aun así, la condena a los ataques probablemente no sea suficiente para que la Casa Blanca borre a Libia de los países que promueven el terrorismo internacional o para impedir que lo incluya entre los blancos potenciales de su nueva guerra”. Este párrafo está incluido en una nota firmada por Inés Capdevila. ¿Cómo sabía ella que Libia ya estaba condenada? En los primeros años del siglo XXI, Khadafy combatió al mentado terrorismo internacional…pero no fue perdonado, y ahora la bombardean, previo a la invasión terrestre contra Libia. Diez años más tarde, todo llega. ¿Casualidad o causalidad?

En todos estos años, la excusa válida de los popes sinárquicos para guerrear e invadir a sus oponentes fue la “Red Al-Qaeda”, sello que ha servido para excitar los ánimos de los países árabes para promoverlos a “cometer” atentados o “matanzas” suicidas. Y cuando algunos agentes de Al-Qaeda lograron infiltrarse, con dinero de los mercados liberales, dentro de esas naciones árabes o africanas hostiles al nuevo orden, se detonan y matan civiles inocentes –o, bien, a algunos militares que ocasionalmente pasaban por el lugar del estallido-,. Seguidamente, los medios de comunicación dan la alarma de que los “responsables” fueron los países enemigos de Israel y Estados Unidos, cuando no de Gran Bretaña, Alemania y de algunos socios de ellos en Medio Oriente.



34 PAISES EN LA MIRA…

Un documento o reporte dado a conocer por el Congreso de EE.UU. el día 14 de septiembre de 2001, moldeaba cómo iba a ser el mundo del futuro, con guerras intermitentes y destinadas al aniquilamiento de los países que profesaban el Islam en sus más variadas vertientes, enemiga, aquélla, del sionismo anglo-norteamericano en su maquiavélica concepción del nuevo orden mundial. Para eso, colocaba en una suerte de ‘lista negra’ los nombres de 34 países sospechados de promover al terrorismo que había “atacado” en Nueva York y Washington:

“La lucha contra la red de terror pergeñada por Osama ben Laden, lejos de desarrollarse como una guerra convencional, demandará un esfuerzo similar al ataque de la mitológica Hidra”, sugiere “La Nación” en su edición del 15 de septiembre de 2001. ¿Estaban propiciando a los argentinos que Estados Unidos tenía que atacar, casi obligatoriamente y sin muchas pruebas, a un montón de países? ¿No es lo que observamos desde 2001 al presente, con los ejemplos de Afganistán, Irak, El Líbano, Libia e Irak, entre otros? Sigamos con la nota firmada por la corresponsal Graciela Iglesias: “El monstruo, en este caso, es una fuerza de fanáticos suicidas presente en 34 países y probablemente CON ACCESO A ARMAS DE DESTRUCCION MASIVA”…
¿Dónde están, hasta ahora, esas famosas armas de destrucción masiva? La prensa argentina miente, y de paso lava cerebros.

Sigue el verso de la prensa al servicio de los criminales de guerra:
“Al menos eso afirma un reporte presentado al Congreso norteamericano y reproducido ayer por el periódico The Guardian. (…) La lista de naciones donde su presencia se ha hecho notar incluye a Paquistán, Bangladesh, Arabia Saudita, Qatar, Yemen, Jordania, Egipto, Libia, Líbano, Argelia, Túnez, Mauritania, Sudán, Azerbaiján, Uzbekistán, Tadjikistán, Chechenia, Somalia, Eritrea, Kenya, Tanzania, Uganda, Etiopía, Malasia, Filipinas, Bosnia, Kosovo y Albania”. Nótese la anarquía interna que padecen varias de esas naciones, que sin correr con las invasiones de Irak o Afganistán, sin embargo se encuentran sumergidas en luchas fraticidas que les impiden crecer y desarrollarse con plena soberanía de sus funciones:

Paquistán: los agentes infiltrados de Al-Qaeda cometen atentados sangrientos casi semanalmente desde hace varios años atrás. Se busca un conflicto inexistente con Cachemira, República de la India, para debilitarla a ésta.
Chechenia: fue devastada por las fuerzas del ejército de Rusia desde comienzos de la década de los 90 y hasta bien entrado el siglo XXI, para evitar su independencia como nación islámica. La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), tan preocupada por los traidores libios que se manifiestan para socavar a su propia patria, hicieron oídos sordos al aniquilamiento de Chechenia.
Somalía: nación del África eternamente empobrecida y hambrienta que jamás puede desarrollar plenamente su soberanía nacional. Sufre una postración eterna.
Bosnia y Kosovo: fueron separadas como territorio de Yugoslavia e ingresadas, adrede, en una guerra cruel que duró varios años. Ambas naciones tienen bases militares extranjeras que jamás saldrán de allí.
Túnez y Argelia: cipayos de sus respectivos países hacen protestas por supuestos vientos de “libertad”, aunque, inconscientemente, son utilizados para facilitar la introducción de políticas económicas de libre mercado y por ende ultraliberales.



CUANDO KHADAFY ENTREGO SU PLAN NUCLEAR

Una de las últimas zonas en Medio Oriente que todavía puede resistir los embates del nuevo orden sionista-masónico es la República Islámica de Irán, y eso en razón de que no dio el brazo a torcer en el desarrollo de un plan nuclear propio. Otro ejemplo de ello es el Estado comunista de Corea del Norte. Sin embargo, Muammar Khadafy sí cedió a las pretensiones libias de erigir un plan nuclear de tintes militares, y en la transacción perdió buena parte de su soberanía, lo que ahora lamenta y mucho.

Cuando el criminal de Guerra y entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, decidió invadir Irak en marzo de 2003, los funcionarios planetarios de la Sinarquía aprovecharon la oportunidad para envilecer a los otros países molestos que deseaban ultimar, con el acierto de que nadie les diría nada, pues los medios sumisos estarían totalmente abocados a la guerra contra Saddam Hussein, sin reparar, acaso, en cubrir los ataques menores que se gestaban en paralelo contra las otras naciones.

Libia sufrió, en aquel año de 2003, una presión que pocos percibieron. Le dijeron a Khadafy que abandone su plan nuclear a cambio de una paz que, prometida por los criminales y los sionistas, equivale a una gran mentira y traición. Y Muammar Khadafy pactó. A cambio, los delincuentes criminales de la globalización le prometieron que lo iban a ayudar a desarrollar energía nuclear para uso civil.

Veamos esta nota publicada en el diario “La Nación” el 4 de marzo de 2007
:


“KHADAFY: “OCCIDENTE NO CUMPLIO”

LONDRES.- Mientras el consejo de Seguridad de la ONU y Alemania continuaban con las discusiones sobre el plan nuclear iraní, el líder libio Muammar Khadafy acusó ayer a Occidente de no haber cumplido sus promesas de colaboración energética atómica luego de que Libia renunciara al desarrollo militar de su programa nuclear.

Estados Unidos y Gran Bretaña “no cumplieron” sus promesas de ayuda en el uso civil de la energía atómica realizadas en 2003, según le dijo Khadafy a la BBC. Por este motivo, otros países con programas nucleares controvertidos, como Irán o Corea del Norte, no deberían confiar en las promesas de Occidente, agregó el líder revolucionario.

“Debería ser un modelo por seguir, pero Libia está decepcionada. Eso ha destrozado este modelo”, dijo Khadafy, quien añadió que a raíz de eso “nadie lo seguirá”, en referencia a Irán y Corea del Norte. “Esos países dicen “no vamos a seguir el ejemplo de Libia, porque Libia abolió su programa sin ninguna compensación””, agregó Khadafy, que lleva en el poder más de tres décadas.

Trípoli accedió a abandonar su programa de armas nucleares y permitió el acceso de inspectores internacionales en 2003. Esas medidas lo ayudaron a regresar a la comunidad internacional luego de años de aislamiento. Estados Unidos ha expresado públicamente su deseo de que Irán y Corea del Norte sigan el ejemplo de Libia. Pyongyang accedió a tomar medidas para abandonar su programa, mientras que Teherán está bajo presión para que suspenda el suyo.”



Con sus ojivas nucleares militares activadas y listas para caer, en unos pocos minutos, sobre los países islámicos, Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel exigieron a Khadafy que desactive su plan nuclear para fines militares. Un estadista no se doblega ante la Sinarquía Internacional, porque sino ocurre lo que a comienzos del año 2011, donde Libia está, desde el vamos, en clara desventaja en comparación con los sionistas y los anglo-norteamericanos que ahora le juraron la guerra a sangre y fuego.