sábado, 3 de septiembre de 2011

LOS NEGOCIADOS DE LA SANGRE, UN EPISODIO POCO REFLEXIONADO





Ni siquiera los militantes del peronismo más doctrinario –y proscripto- fueron los que pusieron el grito en el cielo en una cuestión que la mayoría no lograba captar allá por comienzos de los años 1960. Tuvo que ser el Movimiento Nacionalista Tacuara (MNT), la organización creada por el luego Padre Alberto Ezcurra Uriburu, el que se metió en la discusión hasta entonces acallada del negociado de la sangre. Eran tiempos, recordemos, de posguerra, y aquí se marcaban dos caminos bien definidos: por un lado, la infatigable búsqueda de los jerarcas nazis que escaparon de las ruinas de Europa en 1945. Por el otro, la fanática victimización del autoproclamado “pueblo elegido” por la no menos fantástica versión del “Holocausto”.

No vamos a barajar cifras sobre si se alcanzó la cifra de los 6 millones, o si las cámaras de gas fueron, en verdad, hornos donde los capitales de Rockefeller hacían caucho sintético para permitir el funcionamiento del arsenal bélico de los alemanes. Simplemente nos abocaremos a recordar el lamentable y repudiable papel que le caben a los que, en principio, se dieron el lujo de publicitarse como “víctimas”. De allí, lo del comienzo: los negociados de la sangre.

El ejemplo paradigmático del “Holocausto” enardece por dos cuestiones. Primero, porque a simple vista descreemos de su veracidad estadística, infiriéndose que aquél nace de una mentira o ardid para lo que vino más tarde (y aquí entramos en la segunda cuestión): la vengativa cosmovisión y el afán capitalista de las pobres víctimas sobrevivientes de ese no muy claro “Holocausto” padecido.


PREDICANDO EN EL DESIERTO

El MNT, indudablemente, predicó en el desierto, pero se adelantó al válido argumento que hoy emplean muchos revisionistas modernos de la Segunda Guerra Mundial. Y no lo decimos por la indocumentada cifra de asesinados hebreos sino, más bien, por las ingentes cantidades de dinero que éstos recibieron merced a una falacia mundial, lo que es peor y más alevoso aun.

Corría junio de 1962 cuando, tras el famoso “Caso Sirota”, la militancia del MNT puso “en los kioscos una revista de 32 páginas titulada El caso Sirota y el problema judío en la Argentina”, la que se dividía en varios capítulos, uno de los cuales correspondía a un somero pero acertado análisis de los resultados que trajo aparejado el final de la guerra de 1939-1945, según afirma el periodista Daniel Gutman en Tacuara. Historia de la primera guerrilla urbana argentina. Las victorias que tuvo “la Colectividad Israelita en la guerra mantenida contra el nazismo” fueron: “d) Reparaciones de guerra, calculadas –muy globalmente- hasta 1957 en más de veinte mil millones de dólares, pagadas ya por el gobierno de la República Federal de Alemania al Estado de Israel y a judíos damnificados del mundo entero”.

Esta observación no pasa inadvertida: se pagó la friolera de 20.000.000.000 de dólares en compensación de quién sabe qué número falseado o tergiversado de víctimas. Una canallada, por cierto, que ha permitido el dominio global de los que parecían condenados a un nomadismo y minoridad eternales. Y las consecuencias de una actitud semejante son previsibles en el marco de un sistema ultraliberal, pues quien domina y tiene las finanzas se jacta de adueñarse de las almas y las vidas, de las que se sirve.

Cuando se cumplieron exactos 60 años de la finalización de la Segunda Guerra Mundial en continente europeo, un reporte del diario “La Nación” (22 de mayo de 2005), señalaba, con cierto éxtasis, el “ejemplo de reconciliación” entre Alemania e Israel:


“Alemania reconoce que es su responsabilidad preservar la memoria del pasado y transmitirla a las generaciones sucesivas. Admite también que es su responsabilidad defender la existencia y la seguridad de Israel, que acogió a los sobrevivientes del Holocausto y a judíos de todo el mundo. No habrá perdón ni olvido para el Holocausto. La memoria del pasado será siempre la piedra fundamental de las relaciones germano-israelíes”.

Definiciones como la anterior suponen, sinceramente, el final autónomo de Alemania como nación soberana. Dicho debacle tuvo su consecuencia desde que los distintos gobiernos germanos pagaron a las “pobres víctimas” decenas de millones de dólares sin que haya pruebas contundentes del otro lado como para que se justifique la medida. No somos germanófilos, pero el caso del “Holocausto” tiene un correlato bastante similar –salvando las visibles diferencias- con la aberrante actuación de los subversivos organismos de “DD.HH.” de nuestra República Argentina.

DE MILLONARIOS Y "DESAPARECIDOS" CONFUSOS

Quizás se trate de una caja chica en comparación con las cifras arrojadas en el tópico anterior, pero también aquí hablamos de un perverso negociado de la sangre.

Conocemos la parcialidad con que se escribe y relata la historia argentina que ocurre entre las décadas de 1960 y 1970, donde, al parecer, hubo desaparecidos “legítimos” y desparecidos “de segunda”. Ello, sin computar a los que “desaparecieron” y hoy, como por arte de magia, están vivos y siendo gobierno (Carmen Argibay, Esteban Righi, etc.), a lo que hay que agregarle, para poder llegar a la mítica cifra redonda de “30.000 desaparecidos”, lo que ha hecho el ex presidente Néstor Carlos Kirchner en dar una nueva versión del listado de la CONADEP con numerosos datos inexactos.

La falacia del negociado de la sangre argentino, está en el hecho de que a mayor cantidad de “desaparecidos”, mayores han de ser las indemnizaciones que las “víctimas” y sus familiares recibirán a futuro. Un caso, como botón de muestra, es la tipificación que se le dio a 8 de los doce subversivos marxistas que murieron en combate tras intentar copar el Regimiento de Infantería de Monte 29, en Formosa, los cuales fueron incluidos en una novedosa versión del “Nunca Más” (la del año 2006) como “ejecutados sumariamente” por las fuerzas militares de ese año 1975. Al respecto, conviene transcribir lo que expresó el historiador Ceferino Reato en “La Nación” del 29 de agosto de 2010:

“Obviamente, ni los guerrilleros caídos en Formosa ni sus parientes son responsables de los manejos políticos de los Kirchner, para quienes la historia no son libros viejos: ellos han estirado y modificado el sentido de los decretos y leyes de gobiernos anteriores para construir un relato histórico determinado, para fabricar una memoria colectiva sobre nuestro pasado favorable a aquella “juventud maravillosa” de los setenta, de la cual el matrimonio gobernante, sus funcionarios y sus simpatizantes se consideran los legítimos herederos.

“Ese relato histórico artificial –prosigue Reato-, esa épica que no existió, permite a los Kirchner soldar sus alianzas con movimientos sociales y organizaciones de los derechos humanos, provee a sus funcionarios de un escudo ético contra las acusaciones sobre supuestos casos de corrupción y les brinda una poderosa herramienta para mantener una presión constante sobre sus adversarios políticos y contra el periodismo que no es oficialista”.


El circo de las ocho nuevas víctimas “ejecutadas sumariamente” por las fuerzas “de la represión” en épocas de la constitucional Isabel Perón, hecho ocurrido a instancias de la Operación Primicia del Ejército Montonero el 5 de octubre de 1975, se corona con dos actitudes aberrantes: En primer término, que el nombre de los ocho subversivos marxistas está incluido en el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado que mandó construir la administración Kirchner-Fernández Wilhlem en Buenos Aires. En segundo lugar, que sus nombres
“fueron incorporados a los listados de la CONADEP y sus familias cobraron la indemnización”.

Ceferino Reato, concluye con lo siguiente: “Los nuevos listados de la CONADEP fueron presentados en la Feria del Libro de 2006 y esos ocho guerrilleros constituyen apenas la punta del iceberg: en total, son 526 las personas que figuran como muertos por “ejecución sumaria” entre los golpes de 1966 y 1976. Allí hay de todo: víctimas de grupos paramilitares; atacantes de comisarías y cuarteles durante las cuatro presidencias constitucionales del peronismo, entre 1973 y 1976; militantes que estaban armando o colocando bombas y hasta un joven que fue fusilado por Montoneros acusado de traidor y delator, en Córdoba”.


EL DESTAPE LUCRATIVO DE SERGIO Y HEBE



Aparece, en la secuencia del 2011, una vuelta de tuerca más, y que podemos dar en llamar como la Caja de los Desaparecidos. El rol de la pantomima marxista que deviene en multimillonaria les cabe, con especial y notorio énfasis, a las Madres de Plaza de Mayo que dirige la ímproba víctima Hebe Pastor de Bonafini.

Por si no bastaran los fondos que el pueblo argentino destina –por intermedio del kirchnerismo- a los “desaparecidos-aparecidos” y a familiares de criminales que ayer mataban en nombre del comunismo (en marzo de 2010, la suma desembolsada era de 620.919 pesos argentinos, y aumentando…), ahora hay que sumarle la millonada de dólares que se tragaron Sergio Schoklender y la cómplice Hebe Pastor de Bonafini en el manejo de los planes de construcción de viviendas que se hacían a través de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.

Para ser precisos, vayamos a los datos. En los últimos cuatro años (2007-2011), el gobierno kirchnerista destinó a la Fundación Madres de Plaza de Mayo la suma de 300.000.000 dólares norteamericanos. Ese dinero, luego, pasaba a la constructora Meldorek S.A., cuyo domicilio fiscal era el mismo que tenía el hebreo Sergio Mauricio Schoklender. Un congénere de éste, Alejandro Gotkin, presidía Meldorek. Desde esta firma fantasma (o mafiosa, lo mismo da), los fondos se desviaban a granel, de allí que con plata del Estado Nacional Schoklender se compró distintos bienes de alta gama:

1 yate de 14 metros de eslora, valuado en 420.000 dólares norteamericanos.
1 casa-quinta en la localidad de José C. Paz, provincia de Buenos Aires, cotizada en 65.000 dólares, la cual posee una pileta de 145 m2, canchas de fútbol y tenis, 19 habitaciones y unos 15 baños, entre otras comodidades.
1 avión Pipper Cheyenne II LV-MNR.
1 avión Cessna Citation, que piloteaba su amigo Gustavo Serventich.
1 automóvil Ferrari Cupé 2006, patente FXK 097, cuyo valor oscila los 350.000 dólares yanquis.

Convengamos que la vida aburguesada del desalmado Schoklender, era incompatible con el sueldo promedio que ganaba como Apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, que era de $ 5.000 (Cinco Mil Pesos Argentinos)…

Este colosal negociado de la sangre tuvo otra partícipe que está íntimamente ligada a la administración que gobierna desde el 2003: Hebe Pastor de Bonafini. El expediente que maneja el juez homosexual Norberto Oyarbide sobre el caso, sugiere que unos 4.835.425,22 pesos argentinos fueron desviados de la Fundación a una cuenta de la firma Antártica Argentina S.A. que, ¡oh, casualidad!, también preside Alejandro Gotkin, el amigo de Schoklender. Hasta el modo de evitar dejar rastros fue simple y metódico: esos fondos se retiraron, una vez desviados, por la ventanilla de un banco de Villa Crespo, todo lo cual imposibilita, hasta ahora, el seguimiento del rastro de la plata.

A esta altura del relato, el negociado de la sangre argentino va tomando más forma…o volumen. El desfalco hizo que el parricida Schoklender cesara como Apoderado de la nombrada Fundación a finales de mayo de 2011. Sin embargo, toda esta situación dejó al descubierto la villanía con que actúan los organismos “defensores” de los derechos humanos quienes, tomando fondos estatales, se han vuelto millonarios utilizando las muertes del pasado argentino y predicando, dicho sea de paso, una baja moralina gramsciana que ellos mismos, en su forma de proceder, omiten porque se vuelcan a los néctares del aburguesamiento y la comodidad materialista. Por lo tanto, Sergio Schoklender y Hebe Pastor de Bonafini se constituyen en auténticos marxistas-capitalistas, híbrido que el poder mundial supo concebir cuando puso todo su empeño en romper las soberanías nacionales y, por ende, la Tercera Posición doctrinaria.

No hay comentarios: