miércoles, 4 de enero de 2012

ANIBAL FERNANDEZ, EL COIMERO DEL MILLON DE DOLARES PARA "DUHALDE GOBERNADOR 1995"

Un abrazo entre dos viejos aliados: Eduardo Alberto Duhalde y Aníbal Domingo Fernández.


Nadie desconoce el execrable suceso que tuvo lugar entre los últimos meses de 1994 cuando, entre bambalinas, se gestó la reelección de Eduardo Alberto Duhalde como gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1995. Hemos conocido a algunos protagonistas –de bajos y altos escalafones- del MODIN que observaron de cerca aquel proceso nefasto. Millones de dólares, reuniones intrigantes, dadas vueltas y proyectos postergados fueron la moneda corriente de esos momentos. Apenas, un puñado de delincuentes traidores fue suficiente para que el teniente coronel retirado Aldo Rico entregue a la partidocracia sinárquica el anhelo de decenas de miles de personas, el último proyecto nacionalista serio desde el retorno de la democracia liberal-marxista.

Aldo Rico ya había sido traidor. Ocurrió en enero de 1988, cuando el levantamiento ‘carapintada’ de Monte Caseros, provincia de Corrientes, y así lo dábamos a conocer en una nota del 8 de octubre de 2009:
http://ciriaco-cuitinio-vuelve.blogspot.com/2009/10/aldo-rico-la-historia-de-un-traidor-al.html.


EL COIMERO ANIBAL DOMINGO FERNANDEZ…

En la segunda conducta desleal de Aldo Rico (julio de 1994 – 9 de septiembre de 1994), intervendrían mayor cantidad de personas pero, como aclarábamos, el beneficio iba a quedar en unos pocos.

Estamos en la última semana del mes de julio de 1994. Eduardo Duhalde quiere afiebradamente la modificación del Artículo 110 de la Convención Constituyente bonaerense que impedía, hasta entonces, que un gobernador provincial pueda ser reelecto para un segundo período consecutivo. Antes, Duhalde buscaba cumplimentar lo que señalaba el Artículo 119,
“que exigía una mayoría absoluta de 70 votos sobre 138 (convencionales constituyentes) para la reforma de determinados artículos”, según añade Hernán López Echagüe en El Otro. Una biografía política de Eduardo Duhalde.

A Duhalde se le había esfumado el hecho de ser presidenciable cuando, unos meses antes, se produce la firma del Pacto de Olivos entre el masón Raúl Ricardo Alfonsín Foulkes y el agente internacional Carlos Saúl Menem. Es que Eduardo Duhalde quería defenestrar a Menem, por eso hubo un tiempo en que hasta había tentado a Domingo Felipe Cavallo para que sea su compañero de fórmula. Desde luego que, una vez consumado lo de Olivos, y sumado a que Cavallo estaba en la cima de su rol entreguista, éste se hizo a un lado y Duhalde tuvo que aguantársela. Pero, no obstante, se le ocurrió una alternativa perversa para no perder las mieles del poder: buscar la reelección en la provincia de Buenos Aires. Y empezó a mover fichas.

En la última semana de julio de 1994, reúne en la quinta “Don Tomás” a 5 de sus máximos colaboradores. Ellos son:
Osvaldo Mércuri, Carlos “el Laucha” Díaz (presidente del bloque de convencionales “peronistas”), Gilberto Oscar Alegre (presidente de la Comisión encargada de discutir el tema reelección de Duhalde como gobernador), Alberto Pierri (vicepresidente 1° de la Convención Nacional) y Aníbal Domingo Fernández (Intendente de Quilmes y convencional por esa localidad). Allí, el gobernador Duhalde les planteó la estrategia de cooptar los votos de los convencionales constituyentes del MODIN de Aldo Rico para que, llegado el caso, le permitan la reelección para un período más al frente de la provincia de Buenos Aires.

A Eduardo Duhalde le preocupaba el no poder obtener los 5 votos que le faltaban para dar cumplimiento al Artículo 119, el mismo que permitía reformar ciertos artículos como el que impedía reelegir a un gobernador. Estaba seguro que los 65 constituyentes del PJ le iban a responder, pero no alcanzaban para el fin establecido.

Como voceros de Duhalde frente a Aldo Rico, fueron elegidos Aníbal Fernández, Carlos Díaz y Gilberto Alegre. En cambio, la voz de Rico quedaba en manos de Alberto Lentini, Emilio Pedro Morello (capitán retirado del Ejército y secretario general del MODIN), y los convencionales Oscar Mingote y Oscar Zilocchi. Estos delincuentes traidores liquidaron la última empresa nacionalista bajo las reglas democráticas.

¿Qué promesas hubo para que este pacto infame se concretara? De parte de Eduardo Alberto Duhalde se
“contempla argumentos políticos, promesas de cargos en el poder (…) y la persuasión económica [coima]”, esgrime el libro citado. También, que los hombres del MODIN voten por la privatización de los casinos de la provincia de Buenos Aires. Aldo Rico, en cambio, será más concreto: 22.000.000 de dólares a repartir entre él y los convencionales constituyentes. También, como agregado, que los justicialistas vean la posibilidad de impartir enseñanza religiosa en las escuelas públicas de la provincia.

No todos estaban enterados de estos negociados. Tal es así, que el rumor les llega a algunos leales del MODIN que no estaban al tanto de las charlas entre duhaldistas y riquistas…y todo por el apresuramiento del coimero Aníbal Domingo Fernández. Veamos lo que dice López Echagüe:


“En tanto Duhalde y Rico dialogaban, (Aníbal) Fernández cometió una imprudencia. Le ofreció un millón de dólares al convencional riquista Miguel Di Cianni, de Berisso, a cambio del voto positivo. Di Cianni se lo hizo saber a Julio Carreto, presidente del bloque del MODIN, que hizo público el intento de soborno, ajeno como estaba hasta ese momento a las negociaciones en las que andaba metido su jefe, Rico, con el gobernador”.

Otro de los que se enteró, así, de sorpresa, fue Luis Polo (ex teniente coronel), que entonces era el presidente del MODIN en la provincia bonaerense. Se enojó mucho, al punto de vocear que “Al que saque los pies del plato, se los cortamos. Y el que no venga a las sesiones, que mande su partida de defunción o si no se la vamos a tramitar nosotros”.


LA PIZARRA, LOS INSULTOS Y LAS PIÑAS

El hoy ultrakirchnerista y ayer delincuente coimero Aníbal Domingo Fernández, finalmente pudo zafar la situación y los negociados prosiguieron su curso, sin problemas.

Ya era un secreto a voces que el MODIN iba a recibir 22 millones de dólares para que Duhalde sea nuevamente el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. El último encuentro entre sus hombres y los de Rico, se concretó el 4 de agosto de 1994 en la residencia de Alberto Lentini, cita en la calle Francisco Bourel 141, Bella Vista. Pero hubo más reuniones.

Eduardo Duhalde hizo un gran asado para todos los “compañeros” en San Vicente, provincia de Buenos Aires, para festejar su asegurada reelección.

¡Vaya si ha sido camaleónico Aníbal Domingo Fernández! Intendente duhaldista de Quilmes en el menemato, prófugo de la ley por tema de drogas, coimero y ultrakirchnerista...


Muy distinto era el ambiente que se vivía en la reunión pedida por Aldo Rico a sus 20 colaboradores más próximos, en un salón del pasaje Dardo Rocha, en La Plata. Lo tuvieron que esperar más de media hora, hasta que apareció:

“(Rico) tenía cara de pocos amigos. Consigo traía una pizarra enorme, un grueso marcador negro y un puntero. Sin pronunciar palabra, se puso a dibujar: un pene, unas muletas y un adoquín. Encerró la obra en un círculo, carraspeó y, al tiempo que señalaba la pizarra con un puntero, dijo:

-Esto es el MODIN. Porque al MODIN le faltan huevos, parece un adoquín que no se mueve, y sólo se puede mover con muletas. No podemos seguir siendo Chirolita. Fijensé lo que pasa en el país. Menem consigue la reelección; Cavallo la guita, y los radicales y los zurdos del Frente Grande una Constitución socialdemócrata. Por eso, compañeros, decidí firmar con Duhalde este histórico acuerdo.

-¡Esto es una vergüenza! –lo interrumpió De Benedetti-. ¿Con qué cara puedo yo volver a mi ciudad? ¿Cuánta guita hubo? Quiero saber por cuánta guita me vendieron. Y les digo: no cuenten conmigo.

-Hacé lo que te parezca. Pero Rico tiene razón. Hay que ser protagonistas en esta Convención- terció Carreto.

-¿Vos también arreglaste? –le espetó De Benedetti a Carreto-. ¡Decíme, decíme cuánta guita te dieron, hijo de puta!

Carreto se incorporó.

-Si me insultás, las cosas van a terminar mal.

-¡Mal para vos, hijo de puta! –gritó De Benedetti y acto continuo le dio un puñetazo al jefe del bloque.

Algunos convencionales sujetaron al médico de Nueve de Julio, que parecía decidido a arrancarle los ojos a Carreto. Solamente el ex comisario mayor Pedro Noel, de Bahía Blanca, se atrevió a felicitar a De Benedetti.

Rico, luego de plegar la pizarra, se marchó sin añadir nada. El denominado “Acuerdo por los bonaerenses” firmado entre el justicialismo y el MODIN, que comprendía, entre otros puntos, una expresa condena al aborto; posibilidad de implantar la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y eliminación de proyectos electorales como la Ley de Lemas, fue anunciado oficialmente por Rico y Duhalde el 9 de agosto, durante una conferencia de prensa en la Universidad del Litoral, en Santa Fe”.


Tiempo más tarde, en el bar “La Esquina de San Juan”, entre las calles 7 y 55 de La Plata, el convencional radical Pablo Pinto se encuentra, casualmente, con dos de los máximos aliados de Eduardo Duhalde: Carlos “el Laucha” Díaz y Gilberto Alegre. En otro diálogo memorable, se supo que de los 22 millones de dólares, el justicialismo le había dado a la gente de Rico algo menos:

“(Pablo Pinto pregunta) -¿Es cierto que arreglaron por veintidós palos verdes?

El Laucha casi se atraganta con un canapé.

-¡Estás loco! –replicó-. Los arreglamos con doce.

-Ah, encima los engañaron –bromeó Pinto.


-No, lo que pasó –explicó el Laucha-, fue que ellos se echaron atrás en la votación del tema de la privatización de los casinos, después de prometernos su apoyo. Y acuerdos son acuerdos, che.”